Alergia a Insectos

Los artrópodos son animales invertebrados de pequeño tamaño que incluyen principalmente los insectos (abejas, avispas, mosquitos, tábanos, chinches, pulgas ) y los arácnidos (arañas, garrapatas..).

Alergia al Veneno de Insectos Himenópteros

Las reacciones a picaduras suelen ser locales, con picor, enrojecimiento e inflamación circunscrita a la zona de la picadura. Hay personas con más propensión o susceptibilidad a desarrollar hinchazón intensa y duradera que además puede sobre infectarse. Aunque puede resultar muy molesta, generalmente no conlleva gravedad. Este tipo de reacciones locales y leves pueden ser debidas a mosquitos, tábanos, chinches, pulgas, arañas.

Las reacciones a picaduras de insectos realmente graves son las denominadas reacciones sistémicas o generalizadas. Además de la reacción local a la picadura, se manifiestan por aparición de lesiones cutáneas a distancia de la picadura en forma de urticaria, hinchazón de párpados, labios, cara.. y síntomas generales o sistémicos, respiratorios, digestivos y cardiovasculares: conjuntivitis, obstrucción nasal, estornudos, mucosidad nasal, dificultad para tragar o respirar, tos, sibilantes o pitos, náuseas, vómitos, dolor abdominal, mareo, pérdida de conocimiento…Se trata de una anafilaxia y se requiere tratamiento médico urgente en el momento del episodio. Estas reacciones suelen ocurrir por alergia al veneno de insectos himenópteros (abejas y avispas).

En caso de presentar una reacción alérgica tras una picadura de insecto se recomienda realizar un estudio alergológico por un médico especialista en alergología para determinar el tipo de reacción y si existe una sensibilización alérgica al veneno de insecto. Una vez identificada la causa, el alergólogo recomendará el tratamiento más adecuado en cada caso.

En caso de reacción sistémica por alergia al veneno de insectos himenópteros (abejas y avispas) se recomendará inmunoterapia específica al veneno del insecto responsable. La vacunación confiere un nivel de protección elevado ante el riesgo que supone una nueva picadura, evitando la aparición de nuevos episodios de anafilaxia.